Polloc
Visitamos la iglesia de Polloc, fuente de agua, murales, balcón tallado en piedra y más …
HORARIO
9:30 a.m. a 1:30 p.m.
INCLUYE
Movilidad + guía oficial de turismo
RESTRICCIONES
Circuito turístico cerrado por PANDEMIA
Polloc es un centro poblado del distrito de la Encañada, ubicado a unos 30 kilómetros de la ciudad de Cajamarca, pero lo que pocos conocen es que el nombre real de este apacible lugar es: Centro Poblado «El Rosario de POLLOC», en honor a su santa patrona, la Virgen del Rosario. En el 2009, se inició la restauración del Santuario Virgen del Rosario, por voluntad del Padre Alessandro Facchini, párroco de POLLOC, y Obispo de la Diócesis de Cajamarca, Mons. José
Carmelo Martínez Lázaro. Cuando este lugar no era un lugar de adoración sino de trabajo, POLLOC era una hacienda de campesinos. En esta verde llanura había un manantial, donde los trabajadores e iban a juntar agua para su consumo, los animales y la chacra. Un día, llegando cerca del manantial vieron a una linda Señora con la piel clara y los ojos azules. Asustados, pero al mismo tiempo curiosos, corrieron donde el dueño de la hacienda y lo trajeron donde la Señora. Él también lo vio y la noche siguiente, ella en su sueño le dijo al hacendado: «Quiero mi casa lado de este pozo».
Así, el dueño de POLLOC hizo levantar una pequeña iglesia, hecha de tierra y paja. Todos los campesinos, con su fe sencilla, se iban a rezar a esta Señora: desde ese momento se empezó a celebrar la fiesta en honor a la Virgen del Rosario. Los obreros de la parroquia han construido toda la estructura desde el cimiento hasta el techo. También podemos apreciar que toda la decoración está hecha por manos de los jóvenes artistas; el mosaico: que desde siempre es conocido como el arte que queda en el tiempo porque la piedra es dura y resistente; los vitrales, el arte que deja entrar la luz del Señor desde lo alto; el tallado de la madera y de la piedra, obra delicada y paciente que quitando lo que es de sobra, deja ver el dibujo que ya estaba hecho por manos del Señor. Caminando por el pueblo, todos los lugareños recomiendan visitar su iglesia, no solo para expiar las culpas, sino también para apreciar su belleza, pues una congregación italiana desde hace unos cuatro años atrás, realiza el embellecimiento del templo con la técnica denominada mosaico.
El Santuario de la Virgen del Rosario es el principal atractivo del centro poblado «El Rosario de POLLOC» y no podría ser de otra forma. Quién ingresa a este lugar queda maravillado por su belleza. Serena Beleffi es una voluntaria italiana de la agrupación Don Bosco, quien amablemente nos mostró y explicó la forma de cómo se confeccionaron cada uno de los mosaicos y sobre todo, llama la atención que es hecho por niños, quienes son capacitados en el taller del mismo nombre «Don Bosco». El Padre Alessandro Facchini, llegó hace algunos desde Italia para realizar su labor pastoral en el distrito de La Encañada; sin embargo, valoró la capacidad de aprendizaje y empeño de los encañadinos y eso lo llevó a desarrollar un ambicioso proyecto que es el de construir un santuario, pero con características especiales como revestir sus muros de una serie de pasajes bíblicos, plasmados en hermosos diseños.
LOS MOSAICOS: UN REFLEJO DE LA BELLEZA DE CRISTO
Todas las piedras que han entrado en el Santuario han sido trabajadas por el hombre. Pero es interesante ver que estas piedras hayan sufrido un proceso de transformación ya en la naturaleza. Esto vale también para la arcilla que ha sido utilizada en los mosaicos. La terracota es la arcilla que ha pasado por el fuego y el fuego es símbolo de Espíritu. Cuando la arcilla – tierra pasa por el fuego, prácticamente se petrifica y lo ha solidificado; ahora permanece en ella como luz de oro. El oro en la Iglesia es presente desde los comienzos de la tradición iconográfica. La Iglesia ha reconocido en el oro, esa materia que expresa mejor que toda la santidad y la fidelidad de Dios, su misericordia, porque es el material más luminoso y más duradero que existe.
Y al mismo tiempo simboliza también la ofrenda de lo «más valioso» que el hombre regala a Dios. Buscamos en la memoria de la Iglesia en el primer milenio, que nos abra sus tesoros para no hacer obras solo con nuestra cabeza sino con nuestro sentido estético. Los primeros cristianos miraron a la creación y bautizaron los colores. Siempre las grandes épocas del arte litúrgico han utilizado colores intensos, puros armónicos. Entre los colores, como entre los distintos materiales, debe existir una justa tensión en las diversidades, como la Iglesia que es COMUNIÓN. De igual manera es como han querido trabajar los artistas encontrando esta armonía. Cada color tiene un sentido amarrado a la fe religiosa:
El BLANCO simboliza el «Espíritu Santo», porque el espíritu es la persona más escondida de la Trinidad y está siempre al servicio y en función del otro, para revelar al otro. El blanco es entonces esa ausencia de color que permite que los colores se expresen mejor.
El ROJO es el color de la «Divinidad», porque es el color más intenso que hay en la naturaleza. Además, es el color de la sangre.
El AZUL es el color de la «Humanidad», porque el hombre es la única criatura que camina de pie y mira hacia arriba, hacia el cielo.
El NEGRO tiene un papel muy importante porque crea un contraste muy fuerte que ayuda a destacar el lugar por excelencia de la presencia del misterio de «Cristo-Eucaristía».
Así, entrando a la Iglesia y mirando hacia arriba se puede ver que a la izquierda está presente el color azul, porque los misterios gozosos quieren expresar «Dios que se hace hombre», a través de la Virgen María. También a la derecha hay el color rojo que indica la pasión de Cristo que, a través de la muerte, Él nace otra vez para salvar al hombre. Mientras la línea central dorada indica la presencia de Dios.
REFERENCIA BILIOGRÁFICA. –
Pilcón Caro, J. C. (2013). Cajamarca Cuna de alta cultura. Cajamarca: Servicios Gráficos – San marcos