Desde la polvorienta carretera no se ve el lugar en el que estaba el sitio arqueológico por se sube por la ladera de un cerro hasta una humilde casa para ver si había alguien a quien pudiésemos se pide indicaciones para llegar.

Para llegar allí hay que tomar una de las combis que salen desde el paradero que está ubicado casi entre la esquina que hacen las calles Hoyos rubio y el Jirón Manuel Seoane, en Cajamarca. Hay allí una especie de garaje en donde suele haber aparcada alguna combi esperando pasajeros, aunque no son muy frecuentes; así que con suerte se puede encontrar una que esté a punto de salir, sino hay que esperar un buen tiempo. Nosotros fuimos en domingo, que es día de feria en Combayo, lo que hace que haya más comunicación entre ambos lugares y por ello encontramos transporte rápidamente.

Se necesita una hora para unir Cajamarca y las ventanillas, separados por 35 kilómetros de campiñas y pequeños poblados. Es bueno recordarle al cobrador de la combi que se va a bajar en las ruinas pues se suelen olvidar y te llevan hasta el mismo pueblo de Combayo, veinte minutos más lejos.

Desde la polvorienta carretera no se ve el lugar en el que estaba el sitio arqueológico por se sube por la ladera de un cerro hasta una humilde casa para ver si había alguien a quien pudiésemos se pide indicaciones para llegar.

Desde la polvorienta carretera no se ve el lugar en el que estaba el sitio arqueológico por se sube por la ladera de un cerro hasta una humilde casa para ver si había alguien a quien pudiésemos se pide indicaciones para llegar.

         La muerte era un tema fundamental en la vida de los pueblos, para ellos que creían firmemente en la peregnidad de la existencia la vida mas allá de la muerte, era mucho más significativo que la vida de la tierra, por eso eran tan importante de conservar los cuerpos de los difuntos. Al morir los hombres  pasaban a vivir en una gran cadena espiritual que enlasaban a los vivos con la tierra, con nuestros antepasados. Un pueblo sin antepasados simplemente no exsistía nada que le sujete a la tierra, por eso era tan trascedental conservar los cuerpos de los difuntos, porque ellos eran los testimonio de su historia, y de paso por este mundo, los antiguos tenían una especial costumbre de preservar sus muertos, sobre todo de los casiques, de los jefes más notables a quienes se les honrraban con tumbas especiales para dar continuidad étnica.

El lugar arqueológico de Combayo, se localiza en el Centro Poblado Menor de Combayo, distrito de Baños del Inca, departamento de Cajamarca, a 35 km., a 2,850 m.s.n.m.

El complejo funerario de Combayo, es el sitio arqueológico mas emblemático y popular de Cajamarca, reconocido por viajeros como: Middenforf en 1 887, Bandelier en 1 877, Reicheln en 1 940, Grobman, Ravines 1 974.

Rrodeado de tunas y pencas, asentada en una accidentada terraza de poca profundidad de roca volcánica, El tipo de roca que predomina en ese sector fue aprovechado por los antiguos Cajamarcas para labrar dichas necrópilis; está conformado de material lávico traquítico fenolítico, susceptible a los procesos físicos químicos, organizados por el clima característico de la zona (lluvias), dando como resultado la meteorización de la roca que ocasiona la pérdida de la forma original del monumento.

Al parecer, son tumbas de segundo enterramiento, en su mayoría fueron saqueadas  por los Incas y con la llegada de los españoles. En su totalidad estuvieron cerradas con una loza de piedra, que al ser levantadas originaron la rápida destrucción de su contenido.

Una ocupación cronológica del lugar que va desde 1 130 años a. C. en el periodo formativo, hasta 1 240 años d.C. durante el periodo de los estados regionales.(Paralela a las Necrópolis de Otuzco)

Las necrópolis de Combayo  (Conocido por la tradición como las Ventanillas de Combayo) es un de los monumentos más notables y característico del área. El nombre de ventanillas proviene de su aspecto externo. Los nichos están abiertos en roca traquita en forma cuadrada o rectangular, en filas horizontales, superpuestas, conformando determinados conglomerados, aunque hay siempre otros aislados.

Tiene como dimensiones: largo 4,40 m,  ancho 0,60 cm. y un alto de 0,88 cm. la mayor parte son nichos simples y entre otros, en algunos sectores se aprecian nichos aislados, aunque, en general, se observa armonía en su distribución. Los nichos simples tienen acceso directo. Las paredes internas son lisas y planas, que muestran espacios internos con rehundido vertical de base cóncava.

Debido a su alto grado de eroción, ha sido sometido, en los últimos años a procesos  de conservación que buscan detener su destrucción gradual y, que permitan entender mejor el uso que se le dio al sitio en su momento de funcionamiento como cementerio

PATRON  FUNERARIO

Desde que el monumento ha soportado múltiples saqueos y constante depredación las características que presenta y los elementos culturales evidenciados en algunos de los nichos nos permite atribuirle una función de carácter funerario.

Dentro del pensamiento andino, el culto a los muertos fue una de sus expresiones más notables, y es que la muerte significaba  la continuación de la vida en un nivel superior, por lo mismo, dentro del ajuar funerario se colocaban diversos utensilios, alimento, ofrendas, etc., solo si el estatus social lo ameritaba se realizaban ofrendas humanas.

Las necrópilis, patrón de entierro  que identifica  la Cultura Cajamarca, se extendieron principalmente por la cuenca de los ríos Chonta, Llaucano y las elevaciones entre ambos. Dentro de las más representativas tenemos: Las Necrópolis de Bella vista, de Otuzco, Cerro Consejo,  Catán, Tolón (Contumazá),  Chacapampa, las de Tumbadén (San Pablo),  Jangalá (San Miguel), San Marcos, Bambamarca. También se tiene referencias que es patrón se extendió desde el cerro Wallio, en Santiago de Chuco (La Libertad), hasta Luya en el departamento de Amazonas.

Un tipo semejante de tumbas, e indiscutiblemente relacionadas con las de Cajamarca, son las de Acobamba, Dpto. de Huancavelica, donde al igual que las de Cajamarca, han sido talladas en tufo volcánico, mediante percusión, usando para tal fin pequeños picos de piedra.

REFERENCIA BILIOGRÁFICA. –

Pilcón Caro, J. C. (2013). Cajamarca Cuna de alta cultura. Cajamarca: Servicios Gráficos – San marcos